Muchos podrán decir que el empate deja un sabor amargo, que fue casi como una derrota, que estuvimos cerca de la hazaña y la dejamos pasar. Nada de eso señores, lo logrado por Arsenal fue increíble, aun el empate no podrá borrar el excelente trabajo de los hombres de Jorge Burruchaga.

¿Por qué aventurero? Porque logro algo impensado, enmudecer el estadio que más se hace sentir en la argentina.

Enfrentó a Boca con un solo argumento: el fútbol, y bien jugado, desde lo táctico y lo creativo. Solo fue inferior cuando la 12 empezó a rugir y mando a su equipo al frente.

Las intenciones del celeste y rojo desde el inicio eran claras; jugar lejos de Limia, presionar en todos los sectores de la cancha y robarle la pelota al rival. Durante la primera mitad se le dio, tal es así que Boca pudo llegar solo una vez al arco de Arsenal y con una jugada de rebote, cuando González estrello su remate en el palo.

En cambio los de Sarandí se hacían mucho más fuertes en el área rival, el Pulpo y Romero volvían locos a los centrales del local. Andrizzi y Alvarez utilizaban bien las bandas y el Gato Esmerado recuperaba como siempre en la mitad de la cancha.

Suficientes argumentos para llegar al gol. Centro de Alvarez, la baja Silvio González de cabeza, muerde Andrizzi y Romero que estaba a la expectativa la mando al fondo a poco mas de diez minutos de que finalicen los primeros cuarenta y cinco iniciales.

En el complemento Bianchi mandó a la cancha al ídolo Boquense, Carlos Tevez, y aunque le aportó más dinámica al funcionamiento lento del equipo, fue bien controlado por los defensores de Arsenal.

La actitud del Arse no había cambiado para nada, siguió complicando a su rival con una gran presión en su campo. De un lateral vino el segundo gol, con una jugada clásica y de otros tiempos. Manos arriba de Alvarez, Silvio González de pecho para Romero que esperó que le baje la pelota y la mandó al ángulo de Caballero.

Dos a cero y todo dominado, un estadio enmudecido y sus hinchas furiosos con sus jugadores, porque la reacción no llegaba y Arsenal seguía complicando, con una media vuelta de Romero que pegó en Esmerado primero, y con un cabezazo de Andrizzi después.

A partir de ese momento empezó a cambiar la historia, ya con Javier Morales afuera, Arsenal se quedó sin claridad en su juego, el estadio se convirtió en una verdadera caldera, y con Tevez como abanderado Boca llegaría a la igualdad. Luego de una pelota parada, el rebote le quedó a Carlitos que la mandó al fondo, 1-2.

La presión se hizo insostenible para los jugadores del Viaducto, ya no tenía la pelota y sólo esperaban el final del partido.

Limia la mando al córner y parecía que lo peor ya había pasado, pero no. Bianchi con una gran visión de juego mandó a Schiavi para buscar por arriba y nuevamente acertó, el lungo se elevó y metió el frentazo junto al palo, 2-2.

El final del partido, no dejó ni premio para uno (Boca), ni castigo para otro (Arsenal), ambos se quedaron con la sensación de que fue poco lo obtenido, pero también sabiendo que pudo ser peor.

Mas allá de todo, mi regreso a casa fue el de un tipo feliz, porque nuevamente sentí orgullo del cuadro que soy hincha. El fin de la tarde de domingo me encontró cantando otra vez: “que el viaducto es de primera, de primera no se va...”