El partido se retrasó 48 horas por el fallecimiento del arquero de la reserva del rojo, Emiliano Molina. Martes a la tarde, muy poco público en Avellaneda. Por un lado Arsenal, que ganando quedaba segundo, y con posibilidades de entrar a una copa; y del otro Independiente, que esperaba que concluya el campeonato para renovar técnico y también las ilusiones.

Y aunque en un primer momento los roles se mantuvieron, luego de que el Arse se puso en ventaja la cosa cambió. El rojo era el que parecía querer pelear arriba, porque Arsenal presentaba muchísimos errores, a mi parecer, de concentración.

Seguramente el golpe de la derrota con Gimnasia, y Vélez ya campeón, hizo que la mente de los jugadores trabajará demasiado, y esto jugó en contra de los dirigidos por Burruchaga. Al principio pareció que tenía muy claro que debía ganar o ganar, pero luego se desoriento completamente, y dejó que Independiente manejara el juego.

Los diablos no tuvieron herramientas de sobra, pero con lo poco que contaban fue suficiente para resaltar grandes errores en la defensa del Arse, que fue la mas floja de todas las líneas, y pudieron llegar al empate sin hacer demasiado.

En el segundo tiempo esto fue mucho mas notorio, Arsenal se había desarmado, los tres hombres con los que atacaba Independiente, eran demasiado para los pocos que bajaban a defender del celeste y rojo. Por eso terminó golpeando dos veces más.

Arsenal sabía que tenía que ganar, por eso quiso ir a buscarlo, pero no tenía cómo, ya no había demasiadas idea, y encima los rojos se habían plantado para salir de contra. En una jugada un poco desprolija, Denis termino marcando el segundo de su cuenta personal y del Arse, y había esperanzas de sacar un punto.

Pero muy rápido esto se diluyó, Independiente otra vez aprovechó los errores que brindaba un Arsenal jugado al ataque, y definió el partido. 4 a 2, y partido liquidado, y campeonato casi terminado.

Para colmo llegaron a la quinta amarilla Esmerado y Núñez, vaya uno a saber si no fue este el último partido que vistieron nuestra camiseta. Seguramente otros también se despedirán el próximo fin de semana en Sarandí, por eso la gente del viaducto se acercara al estadio, con un partido con Vélez (¿a quien le importa si juegan sus estrellas? Fuentes, Sessa, Zárate, ¿?) por jugar, pero sobre todo para gastarse las manos aplaudiendo a estos jugadores, que lograron una campaña muy buena, que estuvo a un paso ser hazaña.

También será momento de decirle chau a Burruchaga y sus ayudantes, quienes supieron ponernos en la máxima categoría y en ella mantenernos, a quienes les estaremos siempre agradecidos y les dejaremos las puertas abiertas, sabiendo que algún día nos volveremos a encontrar.