Duro, complicado, trabajaso, elaborado, así fue el triunfo del Arsenal de Alfaro sobre el lobo jujeño de Mario Gómez.

De entrada, en un partido que a priori sabíamos que iba a ser luchado y fraccionado, fue el local el que tuvo el impulso para ganar. Contrariamente, la visita se cerró bien atrás y apenas intentó un par de contragolpes bien resueltos por la defensa celeste y roja (ayer, valga la aclaración con indumentaria bordó y celeste).

Con Raymonda iluminado, con Ortiz colaborando en ofensiva, sumado al empuje de San Martín y Yacuzzi, Arsenal se las arreglaba para ganar las bandas y complicar a los jujeños, pero cada uno de los centros que llegaban al área de Valdivieso eran despejados por Ramón y Berza, de buena actuación y que corregían las falencias que Frontini demostraba por el sector defensivo izquierdo.

Sin jugar bien, Arsenal hizo más méritos en el primer tiempo como para irse con ventaja al descanso.

El segundo período encontró al viaducto más adelantado y decidido a llegar al gol, y apenas al minuto San Martín se perdió un gol increíble, solo dentro del área chica.

Maduraba el knock out y sobre los `12 un centro de Yacuzzi encontró bien ubicado a Garnier cerca del punto del penal, y cuando el volante de Arsenal se aprestaba a definir, Frontini le cometió falta que vió Pezzota y que Raymonda transformó en el único gol del encuentro.

A partir de allí Arsenal se retrasó, perdió la pelota, el lobo jujeño cambió a un esquema mucho más ofensivo, y los últimos quince minutos mostraron al local defendiéndose con uñas y dientes cerca de Cuenca, y a los jujeños abusando de centros y pelotazos en pos de un empate que nunca llegó.

Se cortó la mala racha, se sumó de a tres y el sueño de las copas sigue más vigente que nunca.