ESTEBAN ANDRADA

Protagonista de un fin de semana olvidable por partida doble, Esteban Andrada se refirió, primero, al polémico partido ante Lanús: “Habíamos hecho un gran partido, un esfuerzo tremendo durante los 90 minutos y nos quedamos muy calientes. De afuera se vio que nos perjudicaron y, aunque sabemos que esto es fútbol, esperamos que tenga una solución porque fue lamentable para nosotros por el esfuerzo que hacemos. Al final la terminamos pagando nosotros, ojalá que haya una solución para esto y seguiremos laburando para llegar a nuestro objetivo”. Sobre el tiempo adicionado por Merlos, el arquero señaló que “cuando vi que Merlos dio cinco minutos consideré que había sido una exageración total, dar ese tiempo fue algo terrible. Tratamos de aguantar hasta el último segundo y el empate llegó en el minuto cinco. Hasta ahí, más allá de lo que se pueda discutir, puede pasar. Pero lo que ocurrió después fue exagerado”.

Es de público conocimiento que el árbitro pidió disculpas por lo sucedido, aunque el daño ya no tiene reparación: “Ya es un poco tarde para disculpas. Pero hay que comprenderlo porque es un ser humano que se puede equivocar como nos equivocamos todos. La verdad es que nosotros estamos muy dolidos y debemos trabajar para salir de esto”.

Otro tema imposible de eludir fue la separación de Iván Marcone del plantel profesional: “Sabemos que Iván es un jugador muy importante para el equipo y para el plantel, y estamos muy dolidos por lo que pasó. Ahora, los dirigentes deberán hablar con él y, ojalá, que lleguen a un buen acuerdo para que esté con nosotros en este final de torneo”. Y agregó que “seguramente, en la semana habrá una reunión con Nervo (es el capitán) y el resto del plantel para tratar de solucionar esto, porque no le sirve ni al plantel, ni a la gente, ni a nadie”.

Pero Andrada también se refirió al asalto y secuestro que sufrió en la noche del sábado: “Fue un momento de mierda. Mi cuñado me había invitado a cenar porque su hija se había recibido y, cuando estoy llegando a su casa a eso de las 10.20, en Lanús Oeste, y tocando timbre, me pareció un auto por atrás, se bajó una persona apuntándome con un arma y haciéndome subir a mi auto. Yo le quería dar todo y que se llevase lo que quisiese, pero me subieron al asiento de atrás de mi auto, me sacaron todo y, a las 15 cuadras, me subieron al otro auto. Ahí me taparon la cabeza con una campera y lo único que hice fue llamar a mi cuñado, decirle que estaba secuestrado y que los ladrones querían plata, oro, lo que tuviésemos. Esa fue la última conexión que tuvimos y fue mi cuñado el que arregló todo. Por suerte se llegó a un buen acuerdo y fue cuando me liberaron en Sarandí a eso de la medianoche”. Y resumió lo que fue su fin de semana: “La verdad es que fue una semana para olvidar, primero por lo que pasó en el partido ante Lanús y, luego, por lo del asalto”.